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Proyecto
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Centro Comercial Rosaleda
El Centro Comercial Rosaleda, promovido por la multinacional Continente, hoy Carrefour, en la segunda mitad de los años ochenta y cuyo desarrollo se prolongaría hasta principios de los noventa, supuso la realización de uno de los conjuntos comerciales de mayor escala realizados hasta la fecha por esta empresa, además de ser el pionero en la ciudad de Málaga en proponer un espacio público interior como génesis del proyecto.
El conjunto edificatorio desarrolla alrededor de sesenta mil metros cuadrados construidos sobre rasante y tres sótanos para ubicar tres mil plazas de aparcamientos. El programa funcional lo constituyen un gran hipermercado y varias galerías comerciales, distribuidas en dos plantas, y que albergan pequeños y medianos comercios, multicines y restaurantes, así como un edificio de oficinas.
El estudio propuso diseñar un complejo comercial que apostara por una nueva concepción de los espacios de relación abiertos, con la mirada puesta en las ventajas de la calle y la plaza, creando para ello galerías iluminadas cenitalmente a través de lucernarios que permiten la entrada de la luz solar. La atmósfera interior, caracterizada por la iluminación natural y la presencia de agua y vegetación, se convierte en uno de los valores más reconocibles de este centro comercial. Asimismo, la luz natural se complementa con la iluminación artificial, planteada por medio de un estudio de luminotecnia para conseguir los niveles óptimos de iluminación.
La envolvente, que destaca por una fuerte presencia tectónica, se plantea a partir de un cuidado aparejo de bloques de color terracota sobre el que se superponen estructuras espaciales de perfilería metálica de caligrafías posmodernistas, en combinación con aplacados de mármol en tonos rojizos. El ritmo de las fachadas se refuerza mediante la inserción de huecos fingidos, de cierto regusto manierista. El contrapunto lo ponen los vidrios tornasolados coloreados en azul que cubren las bóvedas y cúpulas que, además de servir para controlar la aportación lumínica en el interior del centro comercial, caracterizan la imagen el edificio en relación con la ciudad.
La ordenación del edificio se genera a partir de un módulo de ocho por ocho metros que llega a alcanzar en algunos puntos de su configuración espacial hasta los treinta y dos metros, permitiendo que junto a los forjados de hormigón armado aligerado con casetones y los pilares metálicos circulares de diámetro constante, se consiga resolver con gran diafanidad los espacios de la planta alta. Destaca en este edificio la jerarquización de las circulaciones, que favorece la orientación de los usuarios en las diferentes galerías comerciales en que se distribuye el centro comercial. Para la solución de los espacios interiores se emplea el mármol como material principal, que se complementa con la utilización del vidrio y del acero, destacando el diseño de los soportes verticales, para conformar la base constructiva del conjunto.
Desde una perspectiva urbanística, cabe destacar que este centro comercial se desarrolló en unos terrenos que, aunque en ese momento formaban parte de la periferia de la ciudad de Málaga, hoy día y debido en parte a la capacidad configurante de este tipo de edificaciones de articular nuevos crecimientos urbanos, se encuentra integrado en un área urbana consolidada.
El éxito de este centro comercial fue notorio tanto en el ámbito nacional, en el que obtuvo un preciado premio de arquitectura de centros comerciales, sino también a nivel internacional, pues fue utilizado por la compañía promotora como referente para su expansión en el extranjero.